Representación del territorio andino-amazónico colombiano a través de fotografías e ilustraciones que retratan a las seis mamitas sabedoras de los pueblos indígenas Inga, Kamëntšá, Zio Bain, Yanacona y Kofán, protagonistas de este relato. Crédito: Imagen compuesta por Giovanni Salazar Castañeda de Agenda Propia.

Colombia

Cuidadoras del espíritu del Iaku

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Dec 11, 2024 Compartir

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Con cantos y rezos, seis sabedoras de los pueblos indígenas Inga, Kamëntšá, Zio Bain, Yanacona y Kofán del piedemonte andino-amazónico colombiano salvaguardan al espíritu del Iaku, agua en idioma Inga. Con dulzura, en esta historia cocreada a varias manos, comparten su espiritualidad y sus conocimientos tradicionales para proteger el agua y preservar la armonía en sus territorios.

Originarias de los pueblos Inga, Kamëntšá, Zio Bain, Yanacona y Kofán, seis mamitas protegen los miles de hilos de agua que se entretejen, como un gran chumbe, para garantizar el bienestar de los seres humanos, los animales, las plantas y las diversas espiritualidades de los territorios. Su labor como cuidadoras de la Madre Tierra se extiende tanto dentro de sus comunidades como a través de la Asociación de Mujeres Indígenas Sabedoras de la Medicina Ancestral, “La Chagra de la Vida” (Asomi).

Esta historia es un tejido de relatos de sabedoras que protegen el espíritu del Iaku, el agua invisible y la que brota de los páramos, ríos, cascadas, cananguchales, quebradas, caños y demás afluentes que conectan el piedemonte andino-amazónico en Putumayo, Colombia. 

«Para nosotras, el tejido del chumbe es como si habláramos de un cuaderno en donde se dibuja, se teje el territorio. Se puede decir que las mamitas sabedoras ya 'hacían periodismo' desde el tejido, porque comunicaban, escribían lo que observaban», Mamá Charito. "

La narración comienza a hilarse desde el páramo de Bordoncillo, entre los departamentos de Nariño y Putumayo. Allí, la mamita Francisca Cruz Jacanamejoy Muyuy, del pueblo Inga, protege al espíritu del Iaku y honra al frailejón como planta sagrada. Desde ese páramo fluye el gran río Ftuemajay, que significa ‘agua para beber’ en idioma kamëntšá. Este afluente, conocido también como Putumayo, atraviesa el departamento hasta unirse al Amazonas.

En Mocoa, la capital del departamento, se hilvanan las historias de tres mujeres. En el cabildo Jai Ziaya Bain, la mamita María Luz Beri Piaguaje, del pueblo Zio Bain, cuida el espíritu de las plantas. Comparte con niñas y niños la importancia de sembrar agua a través del cultivo del chiparo, guaduas y otros árboles. En la vereda Medio Afán, la mamita Gilma Esneda Hurtado, de origen Inga Yanacona, protege al espíritu del duende, ‘amo’ de un nacimiento de agua y de una chorrera en su territorio. Y la mamita María Rosario Chicunque (‘mamá Charito’), del pueblo Kamëntšá, vela por el espíritu del agua que no se ve, “que nace del vientre de la madrecita Tierra (aguas subterráneas)”, dice desde la reserva Mamakunapa, en la vereda Las Planadas.

En el municipio de Puerto Asís, la mamita Gloria Piaguaje Yaiguaje, del pueblo Zio Bain, habla del espíritu de la boa, uno de los guardianes del río Gantëya, como llaman al Putumayo en el idioma mai coca mientras cruza entre Colombia y Ecuador. Y, finalmente, en el resguardo Santa Rosa del Guamuez, en La Hormiga, la mamita Mirian Vietlia Criollo Queta, del pueblo Kofán, protege el espíritu sagrado de la planta de yagé.

Las sabedoras advierten que los ríos están contaminados por el petróleo, las basuras y la extracción ilegal de oro. También aseguran que las comunidades se están enfermando, y los animales, las plantas y los espíritus están en riesgo de desaparecer.

Sus voces cuentan que muchos ojos de agua se están secando por los monocultivos y la expansión urbana y que las sequías son más largas y fuertes por la crisis climática. Por eso, en este ejercicio colectivo de periodismo, hacen un llamado urgente al cuidado del Iaku y a salvaguardar sus saberes y a los diferentes espíritus vivos que hay en sus territorios.

Nota. El término ‘mamita’ es una expresión de respeto hacia la sabiduría y la espiritualidad de las mujeres, así como su papel en la transmisión de conocimientos y el cuidado de la Madre Tierra. Ellas, junto a los ‘taitas’ o médicos tradicionales, representan el equilibrio para la sanación y la armonía de sus territorios.

Nota editorial. 

“Cuidadoras del espíritu del Iaku” es una historia tejida con seis relatos, elaborados a varias manos. Cada uno refleja estilos de escritura únicos, polifónicos y llenos de múltiples sentires, tan diversos como la Amazonía misma. Jimena Andrea Mutumbajoy Suárez, joven madre del pueblo Inga, narra el caminar de la mamita Francisca en el páramo Bordoncillo, la labor de su abuela Esneda y, junto a Mamá Charito, entrelaza las palabras de María Luz Beri y Mirian Vietlia. Mamá Charito, por su parte, comparte su propia lucha e historia de vida, mientras que Adiela Jineth Mera relata una profunda conversación con su abuela Gloria.

La cocreación de los relatos fue acompañada por la periodista Edilma Prada, en sesiones de escucha colectiva, ceremonias espirituales y ejercicios de escritura realizados en los territorios de Mocoa y Puerto Asís.

Para destacar las particularidades de cada relato, estos se presentan de forma individual. Al finalizar la lectura de uno, se ofrece un enlace que invita a continuar con el siguiente.

Nota. Esta historia hace parte de la serie Territorio del Iaku. Tejido de voces cuidadoras del agua en Putumayo, cocreada por narradoras y narradores de pueblos indígenas, campesinos y colectivos de comunicación durante la séptima versión del Programa de Periodismo Colaborativo Intercultural de Agenda Propia. El especial se enfoca en las realidades y los sentires del agua en el piedemonte andino-amazónico colombiano.

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