Panamá | Colombia

Anmal burwa | Nuestro espíritu

Cocreadores

Conoce a las y los integrantes de este proyecto >

Jun 15, 2020 Compartir

Consulta este contenido en los idiomas y lenguas

Las mujeres Gunadule nos vestimos como la madre tierra. Nuestro tejido es colorido. Con pequeños retazos de telas e hilos, creamos caminos, paisajes y el mar ubicándolos en capas hasta elaborar la mola, tejido que para nosotras significa protección e identidad. En el Golfo de Urabá, Colombia, muy cerca de la frontera con Panamá, cinco mujeres nos contaron y plasmaron en papel sus sentires y sueños.

Mi pueblo, mi nación es Gunadule. Es un pueblo que se conoce por sus tejidos como la mola (vestido tradicional), el wini (pulseras elaboradas en chaquiras que se usan en pies y manos), y por sus cantos terapéuticos. Nos encontramos en dos territorios separados por una frontera impuesta, Colombia y Panamá. La comunidad de donde pertenezco es Ibgigundiwala, conocida como Caimán Nuevo. Se ubica al noroccidente de Colombia, departamento de Antioquia, municipio de Necoclí, en todo el Golfo de Urabá.

Mientras recorro Ibgigundiwala siento la brisa que llega del mar, que en nuestra cosmovisión conocemos como la abuela, y la humedad nos recuerda que somos hijos de la selva y que labramos la tierra. En ese caminar me encuentro con las Dule Omegan (mujeres Dule), y al verlas comprendo más la importancia de seguir conservando nuestra identidad y nuestra memoria.

Somos sabias y fuertes. Nuestros cabellos son largos y lisos, de ojos negros como la jagua (fruto), y de baja estatura. Las Dule Omegan somos las conocedoras de las molas, nuestro tejido ancestral. Esta es una técnica llamada superposición de capas de telas cosidas entre sí, con la que narramos con hilos, agujas y retazos el universo Gunadule, que se encuentra dividido en diferentes niveles guardados en los “Galus”, lugares sagrados que existen en la tierra.

Los abuelos nos cuentan que a la tierra bajaron hombres “Neles”, líderes espirituales, que intentaron llegar a estos lugares sagrados, pero solo una mujer pudo ingresar y viajar por medio de los sueños a las otras superficies de la tierra y adquirir la sabiduría de la mola. Por esto, el papel de las Dule Omegan es vital y valioso para el pueblo, porque es la protección de la cultura y la sociedad. Por eso decimos que nosotras, las mujeres, siempre nos vestimos como nuestra madre: la madre tierra.

Cinco Dule Omegan que viven en Ibgigundiwala me contaron su sentir de pertenecer a un pueblo sin fronteras, de las molas y del territorio.

Explora la galeria:

Comparta en sus redes sociales

1244 visitas

Comparta en sus redes sociales

1244 visitas


Comentar

Lo más leído


Ver más
image

Rituales para llamar la lluvia, la respuesta espiritual de los Yampara a la sequía

Espiritualidad para combatir la sequía que afecta a familias indígenas productoras.

image

Indígenas en México son guardianes de la abeja nativa pisilnekmej

La cosecha de la miel de la abeja melipona, especie sin aguijón, es una actividad ancestral de los pueblos indígenas Totonakus y Nahuas en la Sierra Norte de Puebla, en México. La producción beneficia económicamente a las familias y les permite proteger el territorio, pero hay serias amenazas sobre la actividad.

image

Las plantas medicinales, el legado del pueblo Misak

Un sabedor tradicional, una partera y un cuidador protegen el uso de las plantas, uno de los legados del pueblo indígena Misak. En la casa Sierra Morena siembran más de 200 especies de flora que utilizan para sanar las enfermedades físicas y espirituales de sus comunidades en el municipio colombiano de Silvia, en el departamento del Cauca.