Imagen ilustrada basada en fotografías del contexto real de las comunidades.

Giovanni Salazar.
Ecuador

Fluye como el agua

Cocreadores

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Jun 15, 2021 Compartir

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La comunidad indígena Gavilán del Anzu, del pueblo Kichwa, en la provincia de Pastaza de la Amazonía ecuatoriana, se aferra a sus memorias y a la riqueza hídrica y natural de su territorio. Los yachaks -sabedores- narran los tiempos en los que a orillas del río Anzu se fundó la comunidad que lleva el nombre en honor al gavilán, un ave sagrada de la región. 

Hoy sus mayores, líderes, mujeres, ancianos y jóvenes levantan sus voces en contra del anuncio del ingreso de un bloque petrolero a sus tierras. Temen que el impacto de la extracción de crudo afecte su lugar de origen.

Ficha técnica

Tipo de contenido: Sonoro 
Año de realización: 2021
Título de la serie: Voces de la Amazonía ¡Escucha, la memoria habla!
Realizado(ra): Andrés Tapia
Lugar: Gavilán del Anzu, Pastaza, Ecuador
Duración: 00:11:50”

Anzu resiste: las fuentes de agua que podemos perder

Resumen:  El agua que corre por la comunidad Gavilán del Anzú, en la provincia de Pastaza, es limpia y sagrada para los indígenas de la nacionalidad Kichwa. Sus pobladores temen que la llegada de una petrolera a Pastaza, en la Amazonía ecuatoriana, contamine el agua.

Llamados de urgencia hacen las comunidades indígenas Kichwa que habitan sobre la cuenca del Río Anzu, en la provincia de Pastaza de la Amazonía de Ecuador, porque el gobierno autorizó operaciones exploratorias para extraer petróleo.

El área de 175.250 hectáreas asignada por la Secretaría de Hidrocarburos del Ecuador al Bloque 28 para la exploración y explotación de petróleo es un complejo natural y ancestral de la nacionalidad Kichwa.

Vertientes orientales de las selvas amazónicas del Ecuador como la cuenca del río Anzu bañan la zona, un lugar de amortiguamiento del Parque Nacional Llanganates, tierras en transición que conectan los andes subtropicales con la parte baja de la Amazonía.  Allí hay una variedad de tipos de hábitat, microclimas, biodiversidad, así como abundantes cuerpos de agua: vertientes, cascadas, riachuelos y ríos. También se encuentran los territorios ancestrales de comunidades indígenas de la nacionalidad Kichwa, que además de tener una relación con el agua para sus necesidades básicas tienen una conexión espiritual e íntima ya que en los ecosistemas acuáticos, de acuerdo con su cosmovisión, habitan seres inmateriales, espíritus, dioses, entre otros. 

Sobre esa cuenca creció la comunidad Gavilán del Anzu, en la provincia de Pastaza, hoy amenazada por los anuncios petroleros.

“Cuando no había carretera existía un camino antiguo de baños a la ciudad de Tena, todo mundo tanto los mestizos, colonizadores, indígenas, todos transitaban a la orilla del río Anzu y al recorrer pues, para arriba y para abajo, y descubrían  una de las cochas podríamos decir del río Anzu, donde flotaban muchas aves, muchos gavilanes y como los colonos, los mestizos que transitaban le denominaron Gavilán cocha. A raíz de eso, nosotros, mis abuelos pues, la familia entera, nos habíamos posicionado en este lugar y denominaron también río Gavilán, donde desembocaba justo en esa laguna y comenzaron a denominar la comunidad Gavilán del Anzu, Gavilán del río Anzu”, recuerda Francisco Grefa Aguinda, mayor de la comunidad.

Además, sobre esa área está la cordillera del Abitagua y allí se ubican todas las captaciones de agua potable para uso humano de las principales ciudades de Pastaza, como Puyo, capital donde viven cerca de 50.000 personas de siete nacionalidades indígenas y mestizas.

En 2002 esa región fue considerada como prioritaria para la conservación y la World Wildlife Fund la declaró “Regalo para la Tierra”, máximo galardón que esta organización otorga a la naturaleza.

Pese a la diversidad cultural y natural, la presión petrolera sigue adelante. La Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae), ha documentado que representantes de Petroamazonas, -consorcio conformado por las empresas estatales y privadas Petroamazonas EP (Ecuador, 51%), Enap Sipetrol (Chile, 42%) y Belorusneft (Bielorrusia, 7%) al que se le asignó la exploración– han venido realizando procesos de socialización sobre el bloque 28 a pobladores de los cantones de la provincia de Pastaza, llegando con ofrecimientos de desarrollo y con dádivas a las distintas comunidades, por lo que los pobladores de la región y sus líderes están en alerta. 

Estas denuncias verbales se hicieron públicas el 14 de noviembre del 2018, cuando la Defensoría del Pueblo de Ecuador le solicitó al entonces ministro de Energía y Recursos Naturales No Renovables, Carlos Pérez, información pública en el marco del proceso de consulta previa realizada a las comunidades dentro del área de influencia del bloque 28.

“Desde los más pequeños hasta los más grandes, estamos a gritos tratando de defender, porque sabemos que vamos a ser impactadas en cuestiones de todos los ámbitos sociales, hablando desde la educación, alimentación, salud, culturalmente”, dice Brígida Edith Tapia Grefa, una lideresa de la comunidad Gavilán Anzu.

La Confeniae ha informado que de avanzar la explotación petrolera impactaría directamente los territorios indígenas de la nacionalidad Kichwa con más de 73 asentamiento indígenas (24 pertenecen a la Asociación San Jacinto, 16 a la Asociación Santa Clara, 4 a la Asociación de Jatun Pacha y 10 a la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza –PAKKIRU– entre otros), así como a 43 comunidades campesinas. El recurso hídrico sería el más afectado, principalmente las cabeceras de las cuencas del río Napo y Pastaza, las subcuencas de los ríos Anzu, Arajuno y Bobonaza y las microcuencas de los ríos Syndy, LLa, Piatusa, Alpayaku, Villano, Pindo Grande, Jatun Zazapi, Tinguisa, Tashupi, Lupambi. 

Desde 2019, organizaciones indígenas amazónicas del Ecuador han realizado distintas asambleas para protestar contra la explotación petrolera, como es el caso del Pueblo Ancestral Río Anzu, Comuna San Jacinto del Pindo y Pueblo Originario Kichwa de Santa Clara, todas ellas filiales de la Nacionalidad Kichwa de Pastaza, que impulsa una propuesta por proteger la Selva Viviente o Kawsak Sacha como patrimonio de vida para las actuales y futuras generaciones.

“Estamos ya prácticamente en pie de lucha. Solamente organizados podemos visibilizarnos ante un estado prácticamente destructor ante nuestras propias reivindicaciones culturales, de nuestros propios idiomas, alimentación”, dice Brígida.

Los pueblos indígenas, campesinos y mestizos han propuesto alternativas en las que se privilegie el agua, la naturaleza y la vida por encima de los intereses económicos como la campaña “Fluye como el agua, no al bloque 28”. En el manifiesto suscrito por pobladores de la provincia de Pastaza el 20 de octubre del 2018 se declara  que “los recursos hídricos y naturales no son negociables con ninguna transnacional petrolera porque somos defensores del agua y de nuestras tierras nacen las principales cuencas hídricas que alimentan el gran Río Amazonas, la defenderemos hasta las últimas consecuencias”.

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Nota.La serie sonora documental Voces de la Amazonía ¡Escucha, la memoria habla!, fue producida en un proceso de co-creación con periodistas y comunicadores indígenas y no indígenas de la Red Tejiendo Historias (Rede Tecendo Histórias), bajo la coordinación editorial del medio independiente Agenda Propia

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