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Kenia Martínez, indígena del pueblo Baré, junto a representaciones de árboles de guama y copoazú, frutos nativos del estado Amazonas en Venezuela. Crédito: Imagen compuesta con fotografías del territorio e ilustraciones realizadas por Giovanni Salazar Castañeda de Agenda Propia.
Transcripción de la pieza sonora | Idúwali, gracias al bosque
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(IDENTIDAD SONORA DE LA SERIE)
(SONIDO DE AVES)
[Kenia Martínez]: Yajaneina wini, mi nombre es Kenia Isabel Martínez Gaviní, orgullosa Baré, tengo 49 años.
Bueno, cuando era más pequeña, yo siempre estaba con mi mamá y con mi abuela. Yo duré tres años viviendo con mi abuela en Río Negro. Ella era ecónoma. A mí me llama mucho la atención que cuando iban a hacer alguna fiesta, alguna reunión, del comedor siempre llevaban muchas frutas.
[Yency Dacosta]: Idúwali kasakari sárima (Bienvenidos amigos). Mi nombre es Nú ínaja Yency Dacosta, soy comunicadora social y comparto con Kenia nuestro origen indígena. Mi padre es Baré y mi madre es Baniva, hijos de un mismo brazo lingüístico, nativos de San Carlos de Río Negro.
Río Negro y Maroa, el territorio de los Baré, se encuentran río arriba, en la zona fronteriza venezolana con Brasil.
A mi papá también le gusta sembrar. Ya por ahí, Kenia y yo tenemos cosas en común.
(SONIDO ARANDO LA TIERRA)
[Yency Dacosta]: Desde que supe de Kenia y del proyecto “Siembra de especies amazónicas” decidí saber más y darlo a conocer.
Kenia Martínez nació en Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas, Venezuela, ubicado frente al majestuoso río Orinoco. Pero pasó buena parte de su infancia en Río Negro, con su abuela María. Entonces, estuvo mucho tiempo viendo sembrar a su abuela María y a su mamá Inés.
Las dos mostraban mucho respeto por cada hoja, por el cogollo y el brote tierno de cada planta y, sobre todo, se encargaban de abonarlas, regarlas y ver su crecimiento, como si fueran parte de su familia.
[Kenia Martínez]: Cuando hacían el mastro, que hacían esas fiestas, y siempre estábamos en la parte del conuco.
(SONIDO CANTO DE INICIACIÓN ENTONADO POR UNA MUJER BARÉ)
[Yency Dacosta]: El mastro es un tronco robusto y alto, del que cuelgan las más bonitas de todas las frutas de la selva y los conucos. Los pueblos amazónicos venezolanos coinciden en llamar conuco al claro del bosque en donde se siembra.
(SONIDO DEL FUEGO, FLAUTA INDÍGENA)
[Kenia Martínez]: Recuerdo la primera vez que sembré una yuca, después que yo había sembrado toda la mañana yuca, me dijeron: “Kenia tienen que sacarlo porque así no es”. Bueno, más nunca en la vida se me olvidó cómo se siembra yuca.
(MÚSICA: CANTOS FESTIVOS DEL PUEBLO BARÉ, CANTOS PARA IMPLORAR BUENA COSECHA)
[Yency Dacosta]: La población de San Carlos de Río Negro celebra cada año las fiestas en honor a su santo patrono: San Carlos de Borromeo.
En la fiesta se planta, en el centro de la comunidad, el mastro. Piñas, guamas, cambures, cañas, copoazú con su sabor ácido y dulce a la vez, guayabas arazá o amazónica y las manacas adornan, endulzan y perfuman la fiesta.
(MÚSICA: CANTOS FESTIVOS DEL PUEBLO BARÉ, CANTOS PARA IMPLORAR BUENA COSECHA)
La cima del tronco la coronan las banderas del yuis y la yuisa, que son los fiesteros principales, los organizadores de la fiesta de ese año.
(MÚSICA: CANTOS FESTIVOS DEL PUEBLO BARÉ, CANTOS PARA IMPLORAR BUENA COSECHA)
Nueve días después, al terminar la fiesta, tumban el mastro, las frutas y las banderas. Quienes agarren las banderas, serán los encargados de organizar la fiesta del año siguiente. O quienes de manera voluntaria decidan hacerlo.
(MÚSICA: CANTOS FESTIVOS DEL PUEBLO BARÉ, CANTOS PARA IMPLORAR BUENA COSECHA)
[Kenia Martínez]: Mi abuela tenía mucha guayaba arazá, manaca, pomagás. Yo siempre pensé que todos los patios eran así en Puerto Ayacucho.
(SONIDO DE RASTRILLO Y VOCES DEL TERRITORIO)
[Yency Dacosta]: El patio de la abuela de Kenia llamó la atención del profesor Ronaldo Olegario Moreno, quien escribió el artículo titulado “El patio de Doña María, un modelo tradicional de nuestra ecología doméstica”, incluido en la revista La iglesia en Amazonas en el año 2018.
El patio del pueblo indígena Arawako es como el de doña María, lleno de plantas frutales, ornamentales y medicinales. Según el profesor Olegario, aquel que pasara por su casa percibía una combinación de fragancias que producían una sensación de calma y paz espiritual.
Cuando cumplió los 17 años, Kenia se fue a Maracay, capital del estado Aragua, donde inició su etapa universitaria.
(SONIDO DE CORNETA)
Para llegar de Puerto Ayacucho a Maracay hay que recorrer 625 kilómetros, atravesando los llanos venezolanos. En Maracay, Kenia se graduó como ingeniera de Sistemas y formó su familia. Pero extrañaba la comida de Amazonas: el mañoco, el casabe, la yucuta y el ajicero.
[Kenia Martínez]: Cuando uno se va, le hace mucha falta nuestra tierra ¿verdad?, los productos. Entonces, cuando estamos allá, siento que la gente cuando sale de Puerto Ayacucho, como que la parte ancestral como que se le activa más, porque te hace falta, y a veces la gente está aquí y no se da cuenta de que a uno le hace falta. Entonces, mi hija me preguntaba porque no hay productos de Amazonas en otros lugares, que tú vayas a un mercado y puedas comprar mañoco.
[Yency Dacosta]: Con esa añoranza, Kenia comenzó a trabajar en su idea. La llamó “Amazonas originaria”.
Hizo un primer curso de chocolatería. Se estrenó con unos bombones de copoazú, miel y picante. Ganó como la chocolatera del año en Expo Cacao 2021. Yo probé los de copoazú y puedo garantizar que son deliciosos.
Comenzó a participar en exposiciones gastronómicas, mostrando las potencialidades del estado Amazonas. Y descubrió que los productos que necesitaba, como materia prima, eran únicos y difíciles de conseguir. Se dio cuenta de que tenía que cultivarlos. Y fue así como comenzó a convocar a otros.
[Kenia Martínez]: “Aprovechamiento sostenible de especies del bosque tropical amazónico” es un proyecto ambiental con enfoque social. Iniciamos en el 2021 y lo primero que comenzamos a sembrar fue la guama porque la guama es una leguminosa, como crece muy rápido, por las hojas, a nivel de raíces, le da mucha más vida a la tierra y las hojas cuando caen eso hace que protejan el suelo. Porque cuando, como te dije, queremos hacer una especie de una hacienda regenerativa para que, no cortando, no arrancando, no pelando el suelo podamos hacer eso. Entonces, por eso iniciamos con las guamas, empezamos con los cauchos, que son más fuertes, y estamos en viveros y en las casas de nosotros también tenemos varios árboles y estamos buscando en las comunidades.
[Yency Dacosta]: La Organización No Gubernamental SOS Orinoco reveló, en marzo de 2023, que en los últimos 20 años desaparecieron 790.500 hectáreas boscosas en la Amazonía venezolana. Eso ocurrió, especialmente, en los estados Bolívar y Amazonas. Los factores que más aceleran la pérdida son los incendios, la minería, la agricultura y las construcciones.
El sueño de Kenia y su gente de sembrar distintas especies de árboles es una poderosa acción contra la deforestación.
Después de un intento breve, en otro sitio, el grupo recibió, en préstamo, tres hectáreas de terreno de parte del Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho.
Al sitio, localizado en la parroquia Luis Alberto Gómez del municipio Atures, se llega a través de una carretera de asfalto desgastado.
(SONIDO DE VIENTO)
[Kenia Martínez]: Estamos en un área a la periferia de Puerto Ayacucho. El nombre que le colocan ahorita es el sector 57, hay varias comunidades. Tenemos Uwöttüja, Jivi, Yekuana; es una zona muy bonita, tiene muchos pájaros. Antes había animales, ahorita como se ha ido poblando, porque una de las cosas que pasa aquí en Amazonas, en la capital del Amazonas venezolano es que casi no hay bosques. Eso era muy bonito, tú vas para allá y escuchas, pero por una parte te da alegría escuchar los pájaros, el sonido de la selva, ¿sabes?, muy bonito, pero también es fuerte cuando escuchas también el cortar la madera que tú la escuchas en las tardes o en las mañanas. Esa parte es muy fuerte. Pero de verdad que es algo muy bonito.
[Yency Dacosta]: El bosque que están creando Kenia y su gente, colinda con la selva y con comunidades localizadas en las afueras de Puerto Ayacucho. En algún momento, Kenia me comentó que “de alguna u otra forma, las comunidades que están ahí, en la periferia, son desplazadas”. También dijo que, antes, algunos de los que ahora están en el proyecto se iban a las minas.
[Yency Dacosta]: Ismery Silva nativa de Amazonas, indígena Baré, ingeniera de Recursos Naturales y a punto de jubilarse del Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo, nos habló de las construcciones y su efecto deforestador.
[Ismery Silva]: En el municipio capital que es el municipio Atures, en donde la presencia de la mayor cantidad de población es la que está haciendo presión en aquellos espacios que antes eran boscosos y, en particular, pues podemos evidenciarlo en Puerto Ayacucho que ha venido sufriendo bastante pérdida de cobertura vegetal debido a la construcción de viviendas en espacios que no deberían ser habitados, por ejemplo, los morichales.
[Yency Dacosta]: Los morichales son acuíferos en donde abundan las palmas llamadas moriches. Tan delicados como esas nacientes de aguas son en general los suelos amazónicos; tan antiguos y, a su vez, vulnerables. Escuchen bien el análisis de Ismery Silva.
[Ismery Silva]: Los suelos de nuestro estado son muy ácidos debido a que como ellos son producto de procesos geomorfológicos muy antiguos, han sido lixiviados, han sido lavados y entonces lo que nos queda más que todo son como esos suelos que se producen debido a la meteorización de la roca madre. Puedes ver que hay bastante afloramientos rocosos. Como están sujetos a la intemperie, el sol fuerte, la lluvia, el viento, en algún momento ellos se van degradando, entonces ahí es donde se va viendo un poquito de suelo. Ese poquito de suelo es lo que sirve de sustento a esa vegetación que nosotros tenemos.
[Yency Dacosta]: En la zona, en donde se desarrolla esta experiencia, hay muchos de esos que la ingeniera llama “afloramientos rocosos”, o sea, salientes de la roca madre.
Kenia nos habló de uno en especial y mencionó que se trata de un sitio sagrado para los Uwöttüja. Se trata de una referencia del cual Kenia no tiene aún mayores detalles.
(SONIDO DE FLAUTA)
[Kenia Martínez]: Justamente, al frente, al centro, hay una piedra, es como una piedra, una saliente de un cerro que está allí y eso, para los Uwöttüja como tal, es sagrado. Parece la cara como de una lapa, un chigüire, para ellos le tienen un nombre.
[Yency Dacosta]: Los Uwöttüja, conocidos en la literatura como Piaroa, son uno de los pueblos indígenas habitantes de las orillas del Orinoco. La antropóloga Leila Delgado en su libro “Vida Indígena en el Orinoco” los nombra como “los señores de la selva”.
Uno de esos “señores de la selva”, un Uwöttüja, el señor Juan Morillo, sigue por allí y es muy conocido porque sabe tejer el sebucán, una especie de cesta tubular que emplean algunos pueblos amazónicos para exprimir la yuca.
Y desde que Kenia llegó a la zona, y empezó a visitar las comunidades cercanas, para hablarles de su idea e invitarlos a participar, fue Kelvin, el hijo del señor Juan Morillo, uno de los primeros en sumarse.
Definitivamente, “el gen lo activó”, dijo Kenia, al referirse a la conexión de Kelvin con el proyecto.
[Kelvin Morillo]: Mi nombre es Kelvin Morillo, pertenezco a un pueblo indígena Uwöttüja, vivo en la comunidad San Luis, parroquia Luis Alberto Gómez, del municipio de Atures.
Me incorporo por algo muy interesante de verdad, como vengo de una familia que le gusta sembrar productos autóctonos como copoazú, cacao, he propuesto para poder ayudar a mi familia, a todos los indígenas de los productores de cacao. Eso fue la iniciativa de incorporar en este proyecto y aprendo, de querer aprender cosas nuevas para poder llevar a mi familia.
He aprendido que el cacao tiene sus funciones, que hay que aplicarlas, y he aprendido que el cacao, a pesar de sólido, se convierte… es líquido, y eso tiene su proceso. Y se puede hacer, por ejemplo, se puede manejar en pasta, en polvo, ya de eso se deriva si va a trabajar con pasta, por ejemplo, en pasta se maneja entabletado, en sólido se puede trabajar chocolate en polvo, ya sea en torta, en diferente actividad, podemos decir. Aparte de eso, he aprendido en esta fundación, mermelada, realizar mermelada de copoazú, ya sea en túpiro, manaca, he aprendido a hacer las galletas de pijiguao.
(COMIENZA SONIDO DE FUEGO, QUE SE MANTIENE DE FONDO)
[Yency Dacosta]: En el 2023, especialmente entre febrero a marzo, el verano ha sido duro en la Amazonía venezolana. Hay mucho viento, mucho follaje seco.
En marzo se presentó un incendio forestal. Las llamas consumieron más de la mitad de las 62 guamas plantadas. Kenia y su grupo llamaron a los bomberos y estos confirmaron que el incendio fue provocado.
Kenia explicó que, cuando nadie cuidaba de ese espacio, lo mismo servía para botar basura como para sacar leña.
Al día siguiente de ese incendio, Kenia y los suyos aplicaron las enseñanzas de la abuela María: guardaron la materia orgánica quemada como sustrato. “Esto contiene antibióticos”, comentó Kenia.
Posteriormente, en una visita al sitio, “llevamos un dron”. Kenia, quien como ya lo deben haber percibido, es una mujer cargada de entusiasmo, descubrió en las imágenes aéreas, la magnitud de la quema y obviamente, se entristeció. A Kelvin, el joven Uwöttüja, también lo afectó.
(SONIDO DE LLUVIA)
[Yency Dacosta]: La lluvia, sin embargo, se aproxima con buenos augurios. Al acercarse mayo, Kenia, Kelvin y todos los miembros del grupo se preparan para sembrar.
En los viveros de las casas familiares tienen más de 270 plantas. Más de 50 personas les han manifestado su deseo de integrarse. Son buenas noticias. También les alegra ver la cara de fascinación de quienes han probado la línea de chocolates Idúwali, producidos inicialmente por Kenia y, muy pronto, por todo el equipo.
En baré, Idúwali significa muy bueno o gracias.
(SONIDO DE FLAUTA)
[Yency Dacosta]: Esta historia titulada “Idúwali, gracias al bosque” fue realizada por Yency Dacosta para Agenda Propia, conjuntamente con El Radar de Amazonas.
Mentora editorial: Morelia Morillo
Edición sonora: Juan Esteban Díaz
Agradecimientos a Kenia Martínez, Kelvin Morillo e Ismery Silva por su valiosa colaboración en el desarrollo de esta narración.
Dedico esta historia a mis hermanos del pueblo Baré y a la memoria de mi abuela Leocadía Braz, quien siempre me impulsó a contar las vivencias de nuestra gente.
Los sonidos representan la fusión del ambiente del territorio y el canto de las mujeres indígenas del brazo lingüístico arawako.
Realizado en Puerto Ayacucho, estado Amazonas, Venezuela, en el año 2023.
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