927 visitas
Transcripción de la pieza sonora |Pescadores de estrellas
Consulta este contenido en los idiomas y lenguas
(IDENTIDAD SONORA DE LA SERIE)
(SONIDO DE TALLAR EL REMO)
[Texto del cuento “Pescadores de estrellas”]
Niños: Yajaneina wini
Abuelo: Yajaneina wini
Abuelo: ¿Se bañaron?
Niños: Umju
Abuelo: ¿Trajeron mañoco?
Niños: Umju
Abuelo: ¿Casabe?
Niños: Umju
Abuelo: ¿Catara?
Niños: Claro, abuelo…
Abuelo: ¿Ajo y tabaco?
Nuna: ¿Y eso pa’ qué abuelo?
Puchu y Cuecué: Por si sale el Mawari
Nuna: ¿Y qué es un Mawari?
Puchu: El Mawari es un encanto, el Mawari se puede convertir en cualquier cosa o ser vivo.
Abuelo: Ajá, Mawari es Mawari.
(SONIDO DE FLAUTA Y MARACA)
[Texto del cuento “Pescadores de estrellas”]
Abuelo: Oro es Mawari, mujeres ajenas…
Niños: Es Mawari.
Abuelo: Acabá con la tierra y selva…
Niños: Es Mawari.
Abuelo: Todo aquello que busca arrasá con la buena voluntad de la gente…
Niños: Es Mawari.
Cuecué: Abuelo, yo lo vi clarito en el sueño…
Puchu: Yo también, abuelo…
Nuna: Abuelo y qué hacemos si ya no escuchamos nada dentro de nosotros.
Abuelo: Bueno, por eso es que hay que agradecé, porque así estemos solitos nosotros mismos con las estrellas, somos afortunados. Hay gente que ya perdió su esencia y no ve ni el claro de luna, ni la buena pesca, ni la buena comida.
(SONIDO DE MARACAS Y FLAUTA)
[Madelen Simó]: “Pescadores de estrellas” es un cuento creado por el nicho lingüístico del pueblo originario Baré: Nupjani Wáyeni, que en español significa Mi casa alegre, y que está ubicado en Puerto Ayacucho, Venezuela. Con este relato, niños y niñas aprenden los secretos de la pesca artesanal. Partes de este cuento aparecen acompañando esta pieza periodística. Ahora, empecemos.
(SONIDO DEL AGUA DEL RÍO CORRIENDO)
[Mariano Yarumare]: Yo recuerdo que, por allá, por ejemplo, nosotros vivíamos en caseríos, primeramente, en caseríos, donde están ubicadas las tres fronteras: Brasil, Colombia y Venezuela. La comunidad se llama Santa Lucía, yo soy nativo de allá. Recuerdo que nuestros ancestros nos enseñaron la cultura de trabajar el conuco, de la pesca, desde pequeños comenzamos a beneficiarnos de esa forma, de ese tipo de cultura.
[Madelen Simó]: Mariano Yarumare tiene 76 años, pertenece al pueblo indígena Baré y es nativo de San Carlos de Río Negro, en el sur del Amazonas venezolano. Mariano llegó en 1964 a Puerto Ayacucho, capital del estado, para estudiar y allí estuvo hasta 1971. Luego, regresó a su territorio donde trabajó durante 20 años como maestro de escuela. Cuando se jubiló, volvió a la pesca y a vivir en Puerto Ayacucho, en el barrio Cataniapo, con sus hijos.
[Mariano Yarumare]: Yo me recuerdo que la pesca, vamos a decirlo así, de nosotros que somos de allá, de Río Negro, hay diferentes formas de pesca. Realmente cuando, cuando estábamos pequeños, agarrábamos un guaral con su anzuelito y pescábamos los peces. Aparte de eso, tenemos el cacure, el cacure es una herramienta de una palma que lo hacemos para atrapar también los peces. Aparte de eso, naza, también otro tipo de material que se hace de la palma de la planta para atrapar también peces. Y el barbaco, el barbaco es la raíz de una planta, que eso hay que machacarlo así, en tiempo de verano para agarrar los peces fácilmente, volverlos medio locos así y agarrarlos, eso se agarra diferente tipo de pescado.
[Madelen Simó]: ¿Y a usted quién le enseñó a pescar?
[Mariano Yarumare]: Bueno, nuestros ancestros, mi papá, después mis hermanos mayores me enseñaron a pescar por ahí, otros familiares por ahí, porque cuando íbamos a hacer esa pesca que yo le digo que hacíamos con el famoso barbaco, eso lo hacíamos en unión.
(SONIDO A AGUA DEL RÍO)
[Madelen Simó]: Para Mariano el oleaje de Río Negro le recuerda a tranquilidad, a silencio, a la abundancia de peces que conseguía en esas aguas.
[Mariano Yarumare]: Yo estaba tranquilo por allá, no se conseguía ni un ruido, ninguna cosa que lo molestara a uno, todo tranquilo, todo tranquilo. Cuando iba a hacer uno las fiestas patronales de uno, la cultura, y nos reuníamos la comunidad, el capitán de la comunidad nos reunía a todos y nos poníamos de acuerdo para hacer tal fiesta. Por ejemplo, de la del dabukurí ese, que decimos de los Mawari, eso tenía que utilizarlo los ancestros y nosotros como éramos menores de edad, no podíamos ver esos animales. Eso era como un secreto para nuestros ancestros. Y otra cosa que no dejaban ver esos bichos, porque según que, muy misterioso, que le decían el tal del Mawari.
[Madelen Simó]: Cuando habla del Mawari, Mariano se refiere a lo que en los pueblos indígenas que conforman el tronco lingüístico Baré, Baniva, Curripaco y Warequena, identifican como entidades sobrenaturales que habitan “mundos mágicos” en el río, la selva y la montaña.
Mariano comenta que la pesca en Puerto Ayacucho es diferente a como la practicaban en Río Negro. En la capital del estado Amazonas, la mayoría de la gente utiliza malla para atrapar el pescado a gran escala. Pero él lo sigue haciendo de manera artesanal, como otros pescadores en su comunidad. La vuelta a este tipo de pesca ha sido una manera simbólica de honrar a esas comunidades que quedaron atrás cuando se mudaron a la capital, en busca del progreso.
(SONIDO DE AGUA DEL RÍO Y AVES)
[Miguel Sandalio]: Yo aprendí andando con mis tíos desde pequeño, aprendí a pescar, a zambullir con careta… Eso es donde uno se zambullía debajo del agua, en los caños. Agarrar chipiro, cabezón, tortuga… Arponear pescao, todo eso.
(SONIDO DE EMBARCACIÓN LLEGANDO A LA ORILLA)
[Madelen Simó]: Miguel Sandalio tiene 32 años y es un pescador nativo de la comunidad Porvenir en Casiquiare, canal afluente del río Amazonas a través de Río Negro. A los 5 años se fue a San Carlos de Río Negro con su madre. Después, se mudó al municipio Maroa y, finalmente, llegó a Puerto Ayacucho en donde conoció a Diraima, con quien formó su familia de siete hijos.
(SONIDO DE VIENTO)
[Madelen Simó]: ¿Qué recuerdos te trae cuando pescas?
[Miguel Sandalio]: Varios recuerdos, porque con finada mi abuela andábamos por allí antes de llegar al conuco, nos parábamos ahí antes de llegar al puerto. Mi abuela siempre amasaba mañoco, y como no teníamos harina, amasaba un poquito de mañoco para la carnada, le metíamos los anzuelos y mi abuela sacaba unos pescados que eran bocachico blanco, viejita, y nos poníamos a cocinar ahí, antes de ir al conuco. Comíamos y después sí nos íbamos allá al conuco a limpiar.
Mi abuela pescaba era con varita, una varita que uno le coloca un pedazo de guaral, un plomito pequeño, y como de dos brazadas de largo y lo tiraba ahí en la orilla del río.
[Madelen Simó]: Los recuerdos de la infancia se han mantenido en la memoria de Miguel Sandalio y de ellos se apropia para practicar un oficio que le permite llevar el alimento a su hogar.
Cuando está la temporada del pescado blanco, Miguel acostumbra a pescar de noche, que es cuando se consigue esta especie. Para eso, debe montar un pequeño campamento a orillas del río
[Miguel Sandalio]: Yo siempre tiro mi percha a las seis y media, de seis a siete de la noche ya yo tiré la percha… Pesco toda esa noche, de cada una hora voy a revisar. Yo siempre le meto a los dos kilos de mecate, yo le meto 30 anzuelos y de esos 30 anzuelos yo me tardo revisando como media hora, y ahí encarno otra vez, si hay pescado, saco lo que hay ahí, vuelvo a meterle carnada. Me voy al sitio donde yo tengo mi, mi casita, pues, las sábanas y eso, espero una hora. Cuando llega la hora otra vez, voy otra vez a revisar. Yo reviso en la noche como 12 veces en la noche, hasta las 6 de la mañana que recojo todo otra vez.
[Madelen Simó]: Mariano y Miguel pertenecen a los pueblos indígenas Baré y Yeral, y aunque nacieron en San Carlos de Río Negro, hoy habitan el barrio Cataniapo, sector El Calvario, en Puerto Ayacucho, a 421 kilómetros de distancia de su lugar de origen. Allí, con guarales, perchas y cacure, sus instrumentos de trabajo, preservan la tradición de la pesca artesanal y se aseguran de mantenerla con vida, de generación en generación.
La esposa de Miguel, Diraima Álvarez, nació en Puerto Ayacucho porque su padre se alistó como soldado militar y la familia ya se había venido desde San Carlos de Río Negro a la capital de Amazonas. Fue desde esa relación con su padre y ahora con su marido que aprendió a acompañar a los pescadores de su casa.
[Diraima Álvarez]: Y sí yo me he ido pa’ el Orinoco con él, he ido a pescar con él, a ayudarlo más que todo a jalar en la curiara porque pa’ revisar percha necesitan un compañero que les jale.
Ahora sí hay mujeres que van a esperar a su esposo porque ellas lo ayudan a cargar el pescado, muchas lo ayudan a vender, y hay mujeres que pescan, muchas mujeres. Tú incluso hasta te quedas sorprendida porque hay veces tú vas… Hay un tiempo que los hombres van y sólo arriman a la orilla del río a eso de las seis de la tarde a dejarte el pescado que ellos han sacado todo el día pa’ volverse a ir en la noche a pescar otro tipo de pescado. En este caso el blanco. Y ellas, ahí tú ves mujeres que salen a pescar, ya no es la pesca solo del hombre sino de la mujer también.
(SONIDO DE FLAUTA Y MARACAS)
[Texto del cuento “Pescadores de estrellas”]
Nuna: Abuelo, yo escuché que en Palomazón hay caballos y vacas que son de los guerrilleros…
Pucho: Don Chele dijo que no se puede hablar aquí de los guerrilleros. ¿Verdad, abuelo?
Abuelo: Sí, es verdad. Si Don Chele dijo que no se habla de ellos, es por algo.
Nuna: Abuelo mira van unos tambores vacíos, bajando.
Cuecué: Abuelo, dicen en el barrio que esos tambores lo agarran para la venta de gasolina.
Abuelo: Bueno, por aquí se ve de todo, por eso es que hay que andar con cuidado y no se puede estar hablando mucho.
Todos los niños: fuiste tú, fuiste tú.
Abuelo: Ya, ya.
(SONIDO TUBULAR)
[Madelen Simó]: Como dicen los personajes del cuento “Pescadores de estrellas”, alrededor del río Padre, que es como se le conoce al Orinoco, también existen peligros a los que se exponen los indígenas en la práctica de su oficio ancestral.
[Miguel Sandalio]: Pa’ allá… para lo que es más arriba del, por lo que es el río Atabapo sí he visto que ha cambiado, porque por ahí está cerca la mina, he visto que ya el pescado ya no es, no abunda como antes, es escaso pues el pescado por allá.
Yo… yo tengo varios amigos con quien voy a pescar, pero ahorita estoy, estoy enseñando a mi hijo que ya tiene conocimiento de eso, pues, ya él sabe cómo jalar atrapa, que la curiara vaya en buena dirección, porque la corriente allá es muy dura, pues hay veces que está mansito el río y de repente sale ese remolino y es peligroso, pues, que el anzuelo lo engarce a uno, cualquier cosa puede pasar ahí.
[Madelen Simó]: Josué es el mayor de los varones de Diraima y Miguel. En total son siete, tres hijas y cuatro hijos. Josué tiene 11 años y le gusta mucho salir a pescar, lo hace con su padre y con sus tíos.
[Josué Sandalio]: Cuando llegamos me baño, de ahí me cambio, de ahí esperamos que anochezca pa’ ir a meterle lombriz a la percha. La percha es como más de 100 metros de mecate del finito y como 15 anzuelos que le dicen rendal, se lo ponemos a la percha, en lo corrientoso, y de ahí como a la 7 vamos a ir a revisá.
Lo traigo y de ahí me lo pongo una curiara en donde estábamos, cuando revisamos la percha, de ahí y lo arreglamos y lo traemos pa’ la casa que mi mamá lo frita.
[Madelen Simó]: En las voces de Mariano, Miguel, Diraima y Josué vibra la esperanza de mantener un oficio y reconocer los beneficios que este le ha traído a toda su comunidad. Sin la pesca, gran parte de los habitantes de Puerto Ayacucho no tendrían cómo alimentarse. El Orinoco sigue siendo bondadoso.
[Miguel Sandalio]: La gente estuviera desesperada porque yo digo que aquí en Amazonas, el pescado es lo que se come más aquí en Ayacucho, sin el pescado, bueno, aquí varias personas estuvieran aguantando hambre. Bueno, gracias a Dios que este río Orinoco tiene bastante pescado, en el verano, en el invierno, igualito hay pescado.
(SONIDO DE LLUVIA)
[Josué Sandalio]: De noche salen las toninas a buscar pescao y de ahí… se comen los pescados de la percha, por eso hay que estar pendientes pa’ ir a revisar cada ratico.
[Madelen Simó]: ¿Y cómo es el agua en la noche?
[Josué Sandalio]: como marrón, así, pero se ve más clara que el día… porque en el día se ve más marrón, pero en la noche sí se ve más clara el agua.
[Madelen Simó]: ¿Y el cielo?
[Josué Sandalio]: ¿En la noche? Ah, en la noche pura estrella y cuando va a llover se pone rojo.
[Madelen Simó]: ¿Y qué animalitos se escuchan?
[Josué Sandalio]: Silencio nada más, una gaviota por ahí cantando.
(SONIDO DE GAVIOTA Y NIÑA DICIENDO: UNA TONINA)
(SONIDO DE FLAUTA Y MARACAS)
[Texto del cuento “Pescadores de estrellas”]
Nuna: Abuelo ya deben ser como las cinco ¿verdad?
Abuelo: Ajá.
Nuna: A esta hora comienzan a caer las estrellas.
(SONIDO DE LLUVIA)
Abuelo: Qué aguacero más raro. ¿Será verdad lo que dicen mi nietos? ¿Dizque cambio climático? Ah con razón el año pasado llovió desde marzo. Es que a nuestra tierra la gente la ensucia mucho y corta sus matas por demás. Dígame eso de ahora: tanta gente yéndose para las minas dizque a trabajar... Acabando todo será. Menos mal que todavía podemo pescá y poné algo en el fogón. Menos mal que las estrellas siguen allí, alumbrando pa’ uno pescá. Uno debería pescá puro estrella pa’ que nunca nos falte nada.
(SONIDO TUBULAR)
[Madelen Simó]: Esta historia titulada “Pescadores de estrellas” fue realizada por Madelen Simó Sulbarán, con la mentoría editorial de Nathalia Salamanca. La historia se hizo para el medio Agenda Propia en alianza con El Pitazo y con el apoyo técnico y la edición sonora de Juan Esteban Díaz (Sentarte).
Un reconocimiento especial a las voces que representaron el cuento “Pescadores de estrellas”: Miguel Dacosta, Kariannys Chirinos, Maximiliano Dacosta y Dixon Dacosta. Agradecimientos también para Mariano Yarumare, Diraima Álvarez, Miguel Sandalio y Josué Sandalio, los personajes de la historia periodística, y para los niños y niñas del nicho lingüístico baré Nupjani Wáyeni (Mi casa alegre): Felixmar Azavache, Sharlen Henríquez, Angie Tandioy, Bárbara González, Gabriela Mérida, Daniel Rojas, Daniela Rojas, Maximiliano Dacosta, Miguel Dacosta, Mariant Mérida, Jaiber González, Josué Sandalio, Jhonaidis Henríquez, Kariannys Chirinos, Axtrid Tandioy, Marielvis Morillo, Juan Morillo, Kevin Arroyo y Dariannys Largo.
Dedico este trabajo al pueblo Baré y, especialmente, a los pescadores de estrellas de este relato.
Los sonidos que acompañan esta historia fueron tomados en Puerto Ayacucho, del río Orinoco y su gente en el Barrio Cataniapo, sector El Calvario, municipio Atures, estado Amazonas, Venezuela. Año 2023.
Comparta en sus redes sociales
Comparta en sus redes sociales
Rituales para llamar la lluvia, la respuesta espiritual de los Yampara a la sequía
Espiritualidad para combatir la sequía que afecta a familias indígenas productoras.
Indígenas en México son guardianes de la abeja nativa pisilnekmej
La cosecha de la miel de la abeja melipona, especie sin aguijón, es una actividad ancestral de los pueblos indígenas Totonakus y Nahuas en la Sierra Norte de Puebla, en México. La producción beneficia económicamente a las familias y les permite proteger el territorio, pero hay serias amenazas sobre la actividad.
“¡No olvidemos nuestro idioma Shuar!”
La nacionalidad o pueblo indígena Shuar, ubicada en la cordillera del Cóndor, en la provincia Morona Santiago de la Amazonía ecuatoriana, se enfrenta al temor de la pérdida de su lengua Shuar Chicham.
Comentar