“Seguimos conectados a nuestros ancestros”, Karla
En esta historia, Karla Lucía Uriana González, de once años, comparte su sentir y vivencias en Colombia y Venezuela.
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Conoce datos importantes sobre los pueblos indígenas que hacen parte de la serie Ome Pütchi Poraû:
Su territorio se expande entre Colombia y Venezuela. De 380.460 personas reconocidas como Wayuu, 197.140 son Jieyuu (mujeres). Este pueblo concibe la figura de la mujer como eje fundamental para la continuidad de la memoria desde la línea matrilineal.
Se ubica entre Colombia y Panamá. De 2.610 personas reconocidas como Gunadule (Cuna-Tule o Kunas), 1.280 son Dule Omegan (mujeres). Con hilos, agujas y retazos, ellas crean las molas, su tejido ancestral. Y así, preservan los saberes de su pueblo
Se ubica en la triple frontera amazónica entre Brasil, Colombia y Perú. De 13.842 personas reconocidas como Tikunas, 6.839 son Ngeugu Magütagüka (mujeres). Ellas son protectoras de sus comunidades y de la madreselva
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Espiritualidad para combatir la sequía que afecta a familias indígenas productoras.
La cosecha de la miel de la abeja melipona, especie sin aguijón, es una actividad ancestral de los pueblos indígenas Totonakus y Nahuas en la Sierra Norte de Puebla, en México. La producción beneficia económicamente a las familias y les permite proteger el territorio, pero hay serias amenazas sobre la actividad.
Un sabedor tradicional, una partera y un cuidador protegen el uso de las plantas, uno de los legados del pueblo indígena Misak. En la casa Sierra Morena siembran más de 200 especies de flora que utilizan para sanar las enfermedades físicas y espirituales de sus comunidades en el municipio colombiano de Silvia, en el departamento del Cauca.
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