1255 visitas
En Cauca, Colombia, se han presentado históricas luchas por la tierra.
Edilma Prada Céspedes.La lucha por las tierras en el Cauca, una historia de nunca acabar
Consulta este contenido en los idiomas y lenguas
La disputa por la tierra entre las comunidades se considera como otro 'pulso del conflicto' en el Cauca, Colombia. Indígenas, campesinos y afros, exigen del Estado soluciones a graves problemas como la pobreza y el despojo; a lo que se suma el proceso de 'construcción de Nación' por parte de los pueblos originarios.
Especial para agendapropia alianza El Nuevo Liberal
Los conflictos de tierra inter-étnicos en el Cauca obedecen a temas históricos que nuevamente se han hecho visibles por las complicaciones de las confrontaciones entre indígenas y campesinos. La pobreza, el aumento de la población, la inequidad en la distribución de la tierra, la violencia y los cultivos de uso ilícito, corresponden a algunas de las causas estructurales de esta problemática.
De acuerdo con el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, en 15 municipios del Cauca, hay identificados aproximadamente 100 conflictos de tierras.
En varios de los casos, las diferencias entre indígenas, afrocolombianos y campesinos han dejado muertos, heridos y hasta la destrucción total de edificaciones de gran identificación cultural y religiosa como lo ocurrido con la Capilla Doctrinera de San Andrés de Pisimbalá, de Inzá, la cual fue quemada por desconocidos el Jueves Santo pasado.
Las diferencias entre los sectores comunitarios y la disputa por la tierra, motivaron al Gobierno Nacional, al Incoder y a la Gobernación del Cauca, realizar mesas de concertación con cada una de las comunidades. Negociaciones que se cumplen desde el año pasado, luego de que los indígenas se alzaron contra todos los grupos armados, especialmente en la recuperación del Cerro Berlín, en Toribío, un sitio ancestral y sagrado para ellos.
"En las mesas, el Incoder, asignó unos recursos que suman los 60 mil millones de pesos, de los cuales se les asignó 20 mil millones para los indígenas, 20 mil millones para los campesinos y 20 mil millones para los afros", informó Ramón Darío Torrado Quiñones, director Territorial Incoder Cauca.
El Funcionario agregó que están en la etapa de compra de predios, para entrar a solucionar esta problemática.
"Los predios los definen las mismas comunidades, ni siquiera el Incoder; sin embargo hay predios que los pretenden dos comunidades y nos toca precisamente hacer un proceso de concertación, de diálogo directo en mesas bilaterales", aseguró Torrado.
Pero una de las preguntas por resolver es ¿cuánta tierra necesitan las comunidades para satisfacer sus necesidades?.
Frente al interrogante no hay cifras precisas, pues como lo afirma Darío Torrado "las poblaciones están creciendo permanentemente, sin embargo la tierra no se extiende, y como no se extiende tenemos dificultades". Por ello el Incoder, además de comprar terrenos para los indígenas en el Cauca, también lo está haciendo en los departamentos del Huila y Caquetá.
Por su parte, Miriam Villegas, gerente General del Incoder, informó que en las mesas con las comunidades fue necesario establecer un mínimo de hectáreas.
"Se llegaron a un promedio de 3.000 hectáreas, de las 10 mil que estaba pidiendo los indígenas, pero sobre todo lo que se ha negociado no es el número de hectáreas, sino pues presupuesto, y por primera vez se está realizando un presupuesto para las tres comunidades", dijo.
La Gerente del Incoder, añadió que para los campesinos y los afros se requieren extensiones de tierras similares. "Más o menos nosotros creemos que lo que estamos comprando desde el año pasado y este, y priorizando, alcanza unos 22 mil millones para cada una de las comunidades".
Frente al tema de la necesidad de tierra, el Comité de Integración del Macizo Colombiano, CIMA, -que agrupa aproximadamente a 2.600 hogares campesinos-, asegura que por familia se requieren como mínimo 16 hectáreas.
"La Unidad Agrícola Familiar mínima en terreno de laderas, en zonas andinas, debe ser de 16 hectáreas; incluso haciendo el promedio, en el caso indígena por familia es una hectárea o hasta menos", dijo Cesar William Díaz, vocero del CIMA.
Según el representante de los campesinos, de acuerdo con estudios que han realizado desde el año 2006, el 17% por ciento de las familias que representan no tienen tierra.
"El promedio de las que tienen tierra, son más o menos el 83% de la base social, y un 17% sin tierra, ese 83% desde el año 2006, era hectárea y media; en el 2009 era 1.2 de hectárea; y al 2012, punto 9 de hectárea, significa que las comunidades cada vez por la cultura del compartir el predio a la familia se va subdividiendo el predio, lo que vemos es que se está urbanizando el campo", puntualizó.
A ello se suma que en las asignaciones de territorios o fincas, hay inequidad de género, es decir que el 87% aparecen como dueños los hombres, y tan sólo el 13% las mujeres tienen propiedad legal de los predios.
Territorios sagrados de acuerdo a la cosmovisión indígena
Al mismo tiempo, el movimiento indígena ha señalado que la solicitud de la tierra obedece a una recuperación de territorios que históricamente les pertenecen, y están en una ampliación de resguardos para proteger el medio ambiente, avanzar en políticas de seguridad alimentaria para sus pueblos, y reafirmar espacios de gobernabilidad propios. En palabras de los nativos, todo se basa en "fortalecer el Plan de Vida".
En su momento los indígenas estaban solicitando hasta 10 mil hectáreas de tierra, cifra que han venido replanteando en las negociaciones. "Hay un saldo pendiente y eso es lo que en este momento estamos exigiendo", expresó Inti Wayna Chicangana, miembro del Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC.
El líder agregó que los indígenas, representados por el CRIC, han hecho presencia en las diferentes mesas de concertación, pues están de acuerdo en que la distribución de la tierra se haga de manera equitativa, y beneficie a los campesinos y afrocolombianos, sectores que también están luchando en la reivindicación de sus derechos.
Comunidad afro quiere volver al campo
Los afrocolombianos, igualmente están exigiendo que el Gobierno cumpla con los compromisos de proveer de tierra a las comunidades negras, y a su vez ofrecer mecanismos de desarrollo agrario.
Gabino Hernández Palomino, representante afro del norte Cauca, señaló para el caso de su comunidad se requiere el 50% de la tierra que en la actualidad tienen "los terratenientes y los ingenios en el norte del departamento".
Ellos quieren volver al campo, para mejorar sus condiciones de vida, pero sobre todo para conservar sus costumbres y tradiciones. "Porque cada día que pasa nuestra gente se va acercando más a las grandes ciudades, y las grandes ciudades rompen y maltratan los elementos culturales".
Propuestas
El movimiento campesino del Cauca, CIMA, le ha propuesto al Incoder y al Ministerio de Agricultura que deben habilitar el Fondo Nacional Agrario, y constituir y disponer un 'banco regional de tierras', para entrar a solucionar las necesidades de cada sector.
"Sabemos que hay predios de extinción de dominio por Ley 30 o sea por narcotráfico, y debe haber extinción de dominios, por vía administrativa, a predios incultos, inoficiosos o dedicados a la especulación, los grandes latifundios dedicados a la renta (...) para que estas tierras cumplan su función social que es superar la pobreza en el campo, producir alimentos para la economía nacional y conservar la naturaleza".
Así mismo señalaron que es importante "requerir la convocatoria al Gobierno Nacional de la Mesa InterMinisterial a nivel decisorio para garantizar los acuerdos incumplidos y promover cambios de política pública para el Cauca".
Distribución de la tierra en el Cauca
En el escrito 'Del mito a la realidad social y económica del departamento del Cauca: A propósito de los hostigamientos de las FARC' –publicado en agendapropia.com – y autoría de Jairo Hernán Ortiz Ocampo, coordinador de Ciencias Políticas de la Universidad del Cauca, se asegura que en esta región del país hay un uso inadecuado de los suelos, lo que ha agravado la problemática social.
"Desde el punto de vista de la explotación forestal, el departamento va en contravía de su hábitat natural. Un estudio sobre suelos y zonificación de tierras, realizado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC, 2009), estimó que el 18% de los municipios del departamento del Cauca conservan más del 75% de su territorio en bosque. El 5% conserva un 40% en bosque natural actualmente intervenido por procesos de colonización y páramos. El 54% conservan un 7.2% en bosque natural y páramos, y el 23% conservan menos del 5% en bosque natural", informó el catedrático.
También se hace referencia que los negocios de la ganadería extensiva, la siembra de cultivos de uso ilícito y la minería, están ocupando la zona productiva de los territorios.
"A pesar de la poca vocación que tiene el departamento para el negocio de la ganadería extensiva, sólo el 2% de los suelos del Cauca serían aptos para tal fin, están siendo utilizadas 925.000 hectáreas. Esto equivale el 30% de los suelos fértiles del departamento. De igual modo debemos tener en cuenta en este análisis, el negocio de la minería", indica en su estudio Ortiz.
De igual manera agregó que el conflicto armado ha jugado un papel preocupante en el despojo de la tierra. "Se estima que 720.000 hectáreas han sido arrebatadas a los campesinos, indígenas y afrocolombianos del Cauca en la lógica de las confrontaciones".
Momentos de la lucha inter-étnica
Muchos han sido los casos que ha terminado en fuertes enfrentamientos entre las comunidades del Cauca; aquí los más trascendentales.
Finca San Rafael (Vereda Mazamorrero – Santander de Quilichao)
Los enfrentamientos a 'palo, machete y bala' iniciaron el domingo 22 de mayo de 2011.
Ese día un grupo de indígenas provenientes del municipio de Toribío, que se encontraban trabajando en la finca San Rafael, (adjudicada por el Ministerio del Interior), se enfrentaron con habitantes de las comunidades afrodescendientes de la zona quienes rechazaron su ingreso a la región, argumentando que ellos la han habitado por siglos.
La pugna por el predio, ubicado en la vía que une a Santander de Quilichao y Buenos Aires, se tradujo en acciones violentas de una comunidad contra la otra. El saldo, 14 heridos graves de ambas comunidades, y daños en la casa y cultivos del predio.
Finca Los Naranjos (límites entre los municipios de Cajibío y Totoró)
Las diferencias entre indígenas y campesinos por el dominio del predio se tradujo en una batalla campal que se registró el 19 de junio del 2012.
Mientras los campesinos terminaban sus labores diarias en un sector de la finca, un grupo de indígenas llegó desde la parte norte del terreno, y luego de fuertes discusiones empezaron a exigirles que se retiraran de la zona.
La confrontación dejó como saldo 31 heridos de ambos bandos, entre ellos dos hombres a quienes, como relató un vecino de la zona "no les cabía otro machetazo".
Seis fincas en la vereda La Mota (Norte de Popayán)
El jueves 11 de octubre de 2012, un grupo de 60 campesinos de la zona, se mostraron inconformes luego de que el Incoder, comprara seis fincas para el pueblo indígena Yanacona.
Los campesinos dieron a conocer que los predios fueron adquiridos en una zona donde históricamente han permanecido y que en ningún momento fueron consultados.
Durante la mañana de ese día un enfrentamiento entre los indígenas y la comunidad labriega estuvo a punto de iniciarse, sin embargo la municipalidad y la Defensoría del Pueblo intervinieron para calmar los ánimos.
Finca La Alsacia (Vereda Octavio - Piendamó)
El lunes 25 de marzo de 2013 en horas de la noche un grupo de indígenas y campesinos que se disputan la tenencia de la finca 'La Alsacia', al no llegar a un acuerdo sobre el dominio del predio se enfrentaron con palos, machetes, incluso hasta con armas de fuego, luego de una confusa trifulca.
Los indígenas denunciaron esa vez, que fueron los campesinos quienes los atacaron sorpresivamente, pero los labriegos desmintieron tales aseveraciones, insistiendo que fueron los nativos quienes iniciaron la batalla campal. Una vivienda y varias motocicletas fueron incineradas, pero lo más grave fue que siete de los integrantes de la comunidad resultaron heridos, dos de los cuales fueron impactados por proyectiles de arma de fuego.
Comparta en sus redes sociales
Comparta en sus redes sociales
Rituales para llamar la lluvia, la respuesta espiritual de los Yampara a la sequía
Espiritualidad para combatir la sequía que afecta a familias indígenas productoras.
Indígenas en México son guardianes de la abeja nativa pisilnekmej
La cosecha de la miel de la abeja melipona, especie sin aguijón, es una actividad ancestral de los pueblos indígenas Totonakus y Nahuas en la Sierra Norte de Puebla, en México. La producción beneficia económicamente a las familias y les permite proteger el territorio, pero hay serias amenazas sobre la actividad.
Las plantas medicinales, el legado del pueblo Misak
Un sabedor tradicional, una partera y un cuidador protegen el uso de las plantas, uno de los legados del pueblo indígena Misak. En la casa Sierra Morena siembran más de 200 especies de flora que utilizan para sanar las enfermedades físicas y espirituales de sus comunidades en el municipio colombiano de Silvia, en el departamento del Cauca.
Comentar